Características de los líderes democráticos:
- Actúan de forma participativa.
- Saben escuchar activamente, aceptan las críticas y los errores.
- Ofrecen respuestas.
- Tienen confianza en sí mismos y generan confianza en los demás
- Respetan las opiniones, defienden los intereses del grupo y no los personales.
- Consultan la toma de decisiones y tienen en cuenta todas las variables que se generan ante esa decisión o cualquier cambio.
Características de los líderes autoritarios:
- Dictan los procedimientos
- Deciden los objetivos
- Imponen los criterios.
- Tienen el control total y dejan poca autonomía.
- No delegan responsabilidades, marcan lo que se debe hacer, el cómo y el cuándo.
- No permiten la participación o discusión del grupo.
Probablemente, después de leer esto pienses que es mejor ser líder democrático, puesto que si nos dan a elegir, la mayoría optaríamos por la primera opción. Pero… ¿Cuál es la mejor opción? Pues depende, depende de la situación en la que el equipo, grupo o empresa se encuentre. En ocasiones hay que tomar decisiones rápidamente y coger el control de la situación, ya que si no se hace, el grupo puede salir perjudicado. En esos momentos, se necesita una figura de líder que decida lo que hay que hacer y marque las pautas. En este tipo de situaciones, no hay tiempo de reacción. Pero ¡CUIDADO! Mantener este tipo de estilo puede crear miedo en el grupo y ser una frustración para los trabajadores. El estilo democrático, también puede generar inconvenientes, como por ejemplo enfrentarnos a una minoría opositora, con la que el líder intentará conciliar y que retrasará la toma de decisiones. No obstante, provoca mayor satisfacción y genera motivación y confianza.
Como conclusión, a corto y largo plazo un estilo democrático aporta mayores beneficios, aunque en ocasiones puntuales es necesario ser autoritario, si la situación y el equipo lo requieren.